Estos días corría por la red un vídeo donde una torda descerebrada se autojaleaba en medio de espasmos de hilaridad y gritos triunfantes mientras arrojaba a las profundidades de un lago (o un río) a pobres cachorritos de perro que gemían aterrorizados como presintiendo el horrible final que les deparaba el destino. La tipa, que daba nuestras de presentar menos luces que un barco de contrabando, inmortalizó su hazaña para la posteridad grabando el miserable espectáculo en vídeo ayudada por su hermano que, siendo cómplice de tamaña aberración, sin duda gozaba de lamisma herencia genética que ella (desde luego, padres, qué mala es la endogamia para la evolución de la especie).
Esta tremebunda psicópata logró desbancar, por méritos propios, del puesto de "persona más odiada de la red" a otra arpía que fue grabada introduciendo a un gato en un cubo de basura. Que vamos, hacer algo así con un felino es como encerrar al Equipo A o al McGyver en una ferreteria, vamos, que lo van a gozar los fulanos. . .
Y no niego que estas calamidades humanas no se hayan ganado al pulso el título de "persona más odiada de internet" a mi mismos se me revuelven las entrañas contemplando como disfrutan algunos desgraciados o desgraciadas haciendo sufrir a criaturas más débiles que ellos. . . Pero creo que este honorable título de "ser más despreciable del universo" deberia repartirse entre otras tantas lumbreras que pueblan el villorio.
Sin ir más lejos, no hace muchos días, tuvieron la desfachatez de presentarse en la localidad de Rodiezmo "el barbas" y un antiguo gerifalte gubernamental reciclado en "compañero obrero levantemos el puño en alto y otras gaitas similares" rodeados de sindicalistos y una turba de salvapatrias pelacebollas a lo Woodstock de la lucha sindical. Con la que está cayendo (y que ellos han permitido, vamos, que nadie se vaya a creer ahora que toda esta pérdida de derechos laborales no estaba pactada desde hace meses entre gobierno, patronal y sindicatos, huelga general incluida, previo pago de "la mordida" correspondiente a quienes proceda), se reúnen "el barbas", el segundo de abordo y la troupe del circo universal, vestidos de sanfermineros (camisa blanca y pañuelico rojo al cuello) que solo les faltaba el encierro y salir corriendo delante de los toros, claro que este honroso papel se lo cedieron a otros "compañeros" mineros que, ignorados por los asistentes al fiestorro sindical, corrieron su encierro particular y no delante de toros precisamente.
Y ahí estaban ellos, con la boca abierta, graznando el descubrimiento de América. Vamos que nos iluminaron a todos con su sabiduría y nos hicieron ver que la cosa está muy mala y que se van a perder muchos derechos laborales (claro, como somos gilipollas y aún no nos habíamos dado cuenta. . ., bueno, algo imbéciles sí que debemos de ser si aún seguimos afiliados y sufragando los saraos de estos vividores. . .).
Y mientras los "luchadores por la libertad" disfrazados de sanfermineros nos llamaban a la rebelión y a la lucha de clase, otros "compañeros mineros" en este caso sin tantas ganas de salir en la televisión luciendo el palmito y el pañuelico pamplonés y gritando sandeces, las pasaban canutas encerrados en un agujero infecto (que en realidad es lo que es una mina,
sin menospreciar el dignísimo y sufrido trabajo que realizan sus trabajadores) intentando llamar la atención ante la precaria situación que están viviendo ellos y sus familias por estar ya varios meses sin cobrar un duro del salario y sin poder abandonar la ratonera donde cada día que bajan pierden un poco de su vida (porque si dejan el quiosco un par de horas sin inquilinos alguien ya se encargaría de echar el cerrojo al candado y hasta más ver vecino). Cuando ví esas imágenes, después del baño de multitudes en el que se estaban rebozando los gorrinos del sindicalismo español, y vi a esos pobres mineros, con expresiones desesperanzadas, conscientes de que es una lucha perdida, aún vestidos con los monos de trabajo con más mierda que la tripa de una burra (he intentado por activa y por pasiva encontrar alguna manchita de sudor en las inmaculadas y níveas vestimentas de los "compañeros sindicales" pero ni por esas, oiga, que estos tíos no sudan), y lamentándose bajo los únicos focos que los alumbraban, que eran los que sujetaban en sus cascos, de cómo habían sido abandonados y olvidados por los sindicatos que, lejos del aire viciado de la mina, berreaban el seguimiento de una futura u inútil huelga que llega a destiempo y que a los únicos que va a perjudicar son a los incautos que la secunden pensando que van a cambiar algo en este desaguisado. . . Porque estos mineros lo saben, saben que, mas tarde o mas temprano, la empresa hechará el cerrojazo, y porque también lo saben los sinvergüenzas que, al aire libre, alejados de la realidad minera y obrera, enarbolan banderas rojas que le vienen grandes y cacarean himnos como si de cantos de sirena se trataran para hipnotizar a los desafortunados navegantes que aún creen sus promesas y llevarlos ante un aciago destino.
Y el secretario general del sindicaco vecino, perdón, sindicato (miren que no me acostumbro al corrector automático del Word) se ha limitado a no asomarse demasiado a la fiesta sanferminera de astados en Rodiezmo no sea que en las gradas del ruedo a alguien se le ocurra comentar algo sobre un sueldo de más de cien mil euros mensuales y un chalecito en la exclusiva zona de Monte Carmelo (que hay mucho cotilla suelto que se aburre en el tendido).
Cambiando de tercio (o siguiendo con la misma historia, que vaya usted a saber), al parecer ya se ha aprobado la nueva reforma laboral y cómo no, cada una interpreta su papel. Los que la aprueban dicen que será provechosa y que creará empleo (sin comentarios), la oposición dice que perjudica a los trabajadores (vivir para ver oigan, la derecha preocupándose del obrero), la CEOE protestando porque en el trato la vaselina tendrá que salir de su bolsillo y los "compañeros sindicales", tras la resaca del festival musical de Rodiezmo (amenizado por las fanfarrias antidisturbios y las carreras populares de los mineros delante de los gigantes y cabezudos que repartían estopa, eso sí, lejos del recinto ferial), continúan con la cantinela de la huelga, que para eso venía en el trato, oigamé usted jefe, no se me vaya a achantar ahora que ya lo tenemos todo organizado, pegatinas y banderitas para los niños incluídas. Que es una pasta y no están los tiempos para tirar el dinero.
Pues eso, que verbigracia de nuestros insignes gobernantes que solo buscan el bienestar del pueblo llano, de ahora en adelante, al parecer, los empresarios van a tener más facilidades (¿más?) para despedir el personal si son capaces de argumentar y probar pérdidas económicas o (y aquí viene la trampa), si las prevéen. ESto quiere decir, que si yo me cruzo por la calle con alguien cuyo aspecto no me infunde mucha confianza y tengo la previsión de que me puede sacar una navaja y pedirme hasta la paga de la primera Comunión, pues estaría en todo mi derecho de endiñarle una coz de medio lado y partirle la boca por eso, porque yo preveía que podía haber pérdidas económicas (al menos por mi parte). Algo muy parecido a lo que ha hecho el gobierno de Sarkozy con los gitanos rumanos, es decir, ya que unos cuantos fulanos de esta tribu se dedica al crimen y a la delincuencia, el gobierno prevé que el resto del ganado puede ser de la misma pasta y a la rúe.
Creo que este par de ejemplos sirven muy bien para que el razzie cibernético a la criatura mas vil y odiada del universo (cuyo premio debiera ser un trofeo-mojón y un par de ostias bien dadas), además de estar dedicado a "las locas matacachorros" puede ser repartido, perfectamente entre otros tantos candidatos más que se merecen el gallardón con todas las de la ley.
LA LADILLA LEGIONARIA SEPTIEMBRE 2010
MERCADILLOVALLIRANA LA REVISTA
sábado, 13 de noviembre de 2010
LA OTRA CARA DEL TIEMPO
Por: Milagros Alberch Merino
LA OTRA CARA DEL TIEMPO
La frente altiva, de hermoso rostro,
el pecho erecto, su talle fino,
de fuertes muslos, torneadas piernas,
tobillo fino de andar felino,
mata de pelo que el aire lleva,
fila de dientes de marfil puro,
trinos de risa con labios rojos,
llena de vida, llena de amor
el alma libre, con muchos sueños
sueños de amor, de amores locos
grandes pasiones de un tierno amante,
todo son risas, todo es amor.
¡Deten mi tiempo mi Dios bendito!
y deja que siempre pueda soñar
¡Deten mi tiempo! Entre mis sueños
y mis ensueños, hermosos niños que me rodean
y que en sus juegos, risas y lagrimas
llenen mi vida de gran amor.
No detuviste el tiempo ¡Dios mio!
¡Señor, no me has oido! Fue tan hermoso
¡pero tan rapido! Muy dulce y bello
fue como un sueño.
La frente altiva, hoy inclinada;
hermoso rostro, lleno de surcos
donde reflejan mil desventuras,
el pecho erecto hoy ya cansado;
el talle fino recio y pesado
mata de pelo hoy pelo hirsuto
de tres colores, gris, negro y blanco;
tobillo fino de andar felino
hoy andar cansado andar pesado.
Loa años pesan, las penas mas.
¿Donde se fueron mis sueños?
Rostro cansado, cuerpo agotado,
mundos opuestos, incomprensiones,
vida dificil, niños hambrientos,
guerras y muertes
en que la risa se vuelve llanto,
con amores y desamores
ilusiones y decepciones.
Risas y lagrimas entremezcladas
sueños y penas, desesperanzas.
No detuviste el tiempo,¡mi Dios amado!
Pero de pronto surge una luz
que ilumina el semblante;
Hallé la respuestas que tanto busque.
Vivir de recuerdos, no es lo ideal
la vida sigue, hay que luchar hay que soñar.
Sin mi juventud no pierdo la vida,
la cambio por otra serena y tranquila.
Sueño realidades con actividades
que llenen mi tiempo, que me hacen feliz.
Que importan los años, que importa la edad
si Dios nos ha dado el poder soñar,
no en grandes pasiones, no en locos amores
soñamos una vida tranquila, una vida serena
una vida de paz.
Con un cielo esplendoroso
que no lo empañen los humos;
con un mar azul y limpio
donde los peces no mueran;
que los arboles nos cobijen
y su sombra sea un descanso.
Disfrutar del cielo, el mar y la tierra
que en tu tiempo repartiste
de tan hermosa manera
¿Porque ese empeño en matar
todo lo que tu nos diste?
Para disfrute y deleite,en tu reparto nos diste
juventud, belleza y amor,
y una serena vejez.
Y no paraste el tiempo
para que pudiera soñar.
LA OTRA CARA DEL TIEMPO
La frente altiva, de hermoso rostro,
el pecho erecto, su talle fino,
de fuertes muslos, torneadas piernas,
tobillo fino de andar felino,
mata de pelo que el aire lleva,
fila de dientes de marfil puro,
trinos de risa con labios rojos,
llena de vida, llena de amor
el alma libre, con muchos sueños
sueños de amor, de amores locos
grandes pasiones de un tierno amante,
todo son risas, todo es amor.
¡Deten mi tiempo mi Dios bendito!
y deja que siempre pueda soñar
¡Deten mi tiempo! Entre mis sueños
y mis ensueños, hermosos niños que me rodean
y que en sus juegos, risas y lagrimas
llenen mi vida de gran amor.
No detuviste el tiempo ¡Dios mio!
¡Señor, no me has oido! Fue tan hermoso
¡pero tan rapido! Muy dulce y bello
fue como un sueño.
La frente altiva, hoy inclinada;
hermoso rostro, lleno de surcos
donde reflejan mil desventuras,
el pecho erecto hoy ya cansado;
el talle fino recio y pesado
mata de pelo hoy pelo hirsuto
de tres colores, gris, negro y blanco;
tobillo fino de andar felino
hoy andar cansado andar pesado.
Loa años pesan, las penas mas.
¿Donde se fueron mis sueños?
Rostro cansado, cuerpo agotado,
mundos opuestos, incomprensiones,
vida dificil, niños hambrientos,
guerras y muertes
en que la risa se vuelve llanto,
con amores y desamores
ilusiones y decepciones.
Risas y lagrimas entremezcladas
sueños y penas, desesperanzas.
No detuviste el tiempo,¡mi Dios amado!
Pero de pronto surge una luz
que ilumina el semblante;
Hallé la respuestas que tanto busque.
Vivir de recuerdos, no es lo ideal
la vida sigue, hay que luchar hay que soñar.
Sin mi juventud no pierdo la vida,
la cambio por otra serena y tranquila.
Sueño realidades con actividades
que llenen mi tiempo, que me hacen feliz.
Que importan los años, que importa la edad
si Dios nos ha dado el poder soñar,
no en grandes pasiones, no en locos amores
soñamos una vida tranquila, una vida serena
una vida de paz.
Con un cielo esplendoroso
que no lo empañen los humos;
con un mar azul y limpio
donde los peces no mueran;
que los arboles nos cobijen
y su sombra sea un descanso.
Disfrutar del cielo, el mar y la tierra
que en tu tiempo repartiste
de tan hermosa manera
¿Porque ese empeño en matar
todo lo que tu nos diste?
Para disfrute y deleite,en tu reparto nos diste
juventud, belleza y amor,
y una serena vejez.
Y no paraste el tiempo
para que pudiera soñar.
V LOS LAGARTOS INVASORES HAN VUELTO
¡¡¡Cuidado!!! Las lagartijas parásitas han vuelto para vivir de los pobres
terricolas.
terricolas.
BIZCOCHO DE CALABAZA
INGREDIENTES:
300 grs. de calabaza (sin piel)
3/4 vaso aceite de girasol
4 huevos
200 grs. de azucar
250 grs. de harina
1 1/2 sobre de levadura
almendra rallada
nueces
Pelar y partir la calabaza en trozos pequeños y poner a hervir, hasta que este tierna, dejar enfriar y triturar con un tenedor.
En un bol poner las yemas con el azucar y batir. Añadir la calabaza y el aceite y batir suavemente, añadir la levadura, la harina y mezclar.
Batir las claras a punto de nieve y añadir a la mezcla con movimientos envolventes en el sentido de las agujas del reloj hasta su completa incorporación.
Poner en un molde, espolvorear con la almendra rallada, un poco de azucar y decorar con las nueces (también pueden ser piñones), y meter en el horno, previamente precalentado a unos 170º, durante unos 30 minutos (dependera del horno, ir pinchando con un cuchillo, y cuando sale limpio, ya esta listo).
viernes, 12 de noviembre de 2010
CUANDO RUGE LA MARABUNTA
Ocurre de manera cíclica, sobre todo cuando instalan nuevas cámaras de vigilancia en la plaza mayor de algún pueblo o en la avenida principal de cualquier ciudad, o cuando aquel video que grabó la "ex" de turno en plena faena amatoria, con la promesa de que aquel documento audiovisual quedaría en la intimidad de la pareja, es publicado en pornotube para goce y disfrute del respetable, o cuando las fotos del cuñado borracho bailando el waka-waka en calzoncillos sobre la mesa de los novios son aireadas a los cuatro vientos verbigracia de la "red de redes", el personal pone el grito en el cielo y se reabre el debate sobre los derechos vulnerados a la intimidad de las personas, que si la vida privada solo es propiedad de su legítimo dueño o qué putada se le hizo al novio, que ya dejó de serlo, por publicar en Facebook las fotos de su despedida de soltero haciendo el numerito con aquella mulatona.
Y la verdad, yo no sé a cuento de qué viene ese paripé en pro de los derechos de imagen o la protección de datos y de la intimidad si somos una sociedad acostumbrada a pregonar a voz en grito nuestra vida privada y los hechos cotidianos que nos acontecen a diario. Tan nefastas actitudes se pueden ver, por ejemplo, cuando uno viaja en tren.
Ya son varias las ocasiones en las que, debido a la actual naturaleza de los viajes en tren ( la imposibilidad de mantener un diálogo con los compañeros de viaje que compartían el departemento, el acortamiento en la duración del trayecto. . . ) decido aprovechar las horas de viaje para estudiar, disfrutar del paisaje en silencio o, simplemente, meditar sobre la insoportable levedad del ser. . ., pero oigan, misión imposible.
Se ha convertido en una costumbre nefasta por parte del personal que viaja en tren el hablar por teléfono móvil durante el trayecto a voces, haciéndonos partícipes y testigos al resto de su vida privada y de sus intimidades. Sí, la misma vida privada y las mismas intimidades que pugnan por defender en los casos que antes he comentado. Esas mismas. De esta manera en un viaje a Galicia que tuve la oportunidad de llevar a cabo hace ya unos meses, tanto en el trayecto de ida como el de vuelta me enteré de los problemas conyugales de una mujer que se sentaba dos plazas detrás de mi, de que el primo de una viajera había coronado el segundo campamento de no sé qué cumbre y que estaban preocupados por las previsiones meteorológicas en las próximas horas o de los resultados en los exámenes del último parcial de un grupo de estudiantes universitarios.
Hace poco realicé otro viaje, en este caso a la ciudad condal, para comprobar en qué medida afectaba a los problemas diarios de los catalanes el que se institucionalizara por ley la prohibición de los cuernos en su comunidad autónoma (¿qué será de esta España nuestra si eliminamos a los astados de nuestra sociedad?, oigan, que es la fiesta nacional, que es un bien cultural eso de poner los cuernos en el ruedo. . .).
Aunque no suy muy amigo de la nueva concepción de los viajes ferroviarios que se está implantando en nuestro país (¿que quieren?, que uno es heredero de la época del vapor), tomé un tren de Alta velocidad para acercarme a la capital catalana. . . De nuevo, y a pesar de que el tiempo del viaje se ha acortado en más de la mitad en comparación con no hace tantos años, decidí aprovechar ese tiempo para estudiar un poco y descansar en silencio del suave arrullo del tren. ¡Ingenuo de mí!. No tardaron en inundar el vagón miserables acordes de los últimos éxitos del verano, propios de los más infames chiringuitos playeros anunciando la consiguiente conversación a unos niveles de decibelios muy por encima de lo que soporta el buen gusto. Y eso que por la megafonía del tren anunciaban de vez en cuando que por favor se moderara el volumen de los teléfonos móviles para no perturbar el viaje del resto de viajeros. Que digo yo que podrían haber pedido que no se copulara como perros rabiosos en celo en mitad del pasillo y, estando acostumbrados, como estamos, a hacer todo lo contrario a lo aconsejado, pues igual alguien nos ameniza el viaje. Para colmo, por alguna razón, el tren tuvo que alargar alguna de sus paradas con el consiguiente retraso y tuve la desgracia de que me tocara en suerte la cercanía de un tipo, ya entrado en años que comenzó a ciscarse en los muertos de la "RENFE" (¿pero a estas alturas todavía hay personas que no saben que la "RENFE" ya no existe?) por los susodichos retrasos y no hacía mas que recordar a aquellos "trenes correo" de la época de Franco. . . Y digo yo, que puestos a remontarnos a la época del viejo dictador, ¿por qué no recordaba también que se solía llamar al orden o, incluso detener, verbigracia de la ley de vagos y maleantes, a todo aquel que perturbara el orden público?. Eso sí, su diatriba la proclamaba bien alto, por si algún valiente se animaba a acompañarlo en su justo enfado.
Y en el trayecto de regreso no fue mejor la cosa, mire usted. En la misma estación de Barcelona-Sants (al principio del viaje) se subieron al tren dos jovencitas que discutián a voz en grito la idoneidad de vestir una "faldas tan cortas" para viajar en tren. una de ellas defendía vehemente que había sido "una mala idea" calzarse una minifalda de tan minúsculo corte y que al sentarse dejaba poca libertad a la imaginación del respetable. Obviamente ante tal interesantísima cuestión no pude menos que comprobar con mis propios ojos cual de las dos tertulianas llevaba la razón consigo y, efectivamente, comprobé que tenía razón la que defendía que aquella prenda de vestir, quizá, no era la más adecuada a la hora de llevar sentada tantas horas. . . Pero visto el azoramiento que esto producía en la joven pasajera pensé en tranquilizarla con un ingénuo "chica, pues por que lo dices tu, porque sino, yo ni me fijo" (¡mentira!, piadosa, eso sí, pero mentira al fin y al cabo). Como se podrán imaginar, esto no fue todo ya que a las altísimas melodías de los móviles con el último éxito discotequero y la posterior conversación con la prima de turno que se despedía a los diez minutos de que el tren abandonara la estación se unió en esta ocasión una pasajera con un perro feo de necesidad que al poco de iniciar el viaje comenzó a ladrar con insoportable graznido en legítima reivindicación de ganarse un lugar en aquel gallinero propio de tertulianos televisivos de medio pelo. Nada oigan, nada que hacer. De un viaje tranquilo en silencio, propicio para descansar o estudiar o comtemplar el paisaje no se pudo aprovechar ni el momento en que uno decide visitar el bar con la esperanza de caer en coma etílico y despertar a la llegada
Algunos que me conozcan podrán replicarme, y con justicia, alegando que yo siempre he criticado las nuevas formas de viajar, mucho más impersonales, y frías, recordando con nostalgia aquellos viajes en que uno compartía el departamento con otras cinco personas y siempre nacía alguna amistad o se compartía el almuerzo mientras se escuchaba como los avatares que el hijo de la señora que se sentaba enfrente tenía en la mili, allá por Ceuta. . . Pero es que el quid de la cuestión está ahí, en que antes se compartían las interminables horas de viaje y de la misma manera que la señora o el señor que se sentaba a tu lado te contaba lo dura que era la vida en la postguerra uno también podía participar en la conversación. Ahora no, ahora te tienes que tragar las conversaciones del resto del ganado que viaja en el mismo vagón pero ni se te ocurra invitarles a que moderen el tono de su voz o que, simplemente mantengan sus asuntos privados en el reducido círculo de su intimidad con su pareja y no lo comparta con el resto del tren. Pero lo que les comentaba antes, ahora tienes que enterarte por obligación de la vida privada de los demás, eso sí, ni se te ocurra intentar intervenir o dar tu opinión en conversaciones (más bien en proclamas públicas) ajenas, que nadie te ha dado vela en ese entierro. Es por esta razón que, en un arranque de prudente lucidez, en el caso de las jovencitas de la minifalda opté por guardar silencio y así ahorrarme la consiguiente bofetada.
Y es que así somos todos los españolitos (por mucho que les pese a algunos dictadores regionales tener otro rasgo en común con el resto de habitantes de la piel de toro) unos voceras que, bien por afán de protagonismo, o en búsqueda de adeptos a nuestra causas o por el simple hecho de hacernos notar por encima del común de los mortales que nos rodean, aireamos nuestras vidas privadas y nuestras intimidades bien alto y si es posible rodeados de muchas personas, mejor, eso sí, que a nadie se le ocurra llevarnos la contraria o dar su opinión que están inmiscuyéndose, sin permiso, en nuestros asuntos personales y vulneran nuestro derecho a la intimidad.
Esta mezquina costumbre, que también se puede comprobar en la televisón o en la prensa rosa donde las aves de corral de turno airean sus trapos sucios(con la posterior desfachatez de denunciar a posteriori que los periodistas no respetan sus vidas privadas) no es feudo exclusivo de los españoles. En estas lides también son unos maestros nuestros vecinos italianos que no dudan un momento en demostrar, sin pudor alguno, su procedencia, dando voces a diestro y siniestro cual ropavejero itinerante. Si algún día les interesa, les contaré como descubrir a un español o a un italiano entre mareas humanas de turistas en cualquier ciudad del mundo. ¿Intuyen el secreto?.
LA LADILLA LEGIONARIA AGOSTO 2010
Y la verdad, yo no sé a cuento de qué viene ese paripé en pro de los derechos de imagen o la protección de datos y de la intimidad si somos una sociedad acostumbrada a pregonar a voz en grito nuestra vida privada y los hechos cotidianos que nos acontecen a diario. Tan nefastas actitudes se pueden ver, por ejemplo, cuando uno viaja en tren.
Ya son varias las ocasiones en las que, debido a la actual naturaleza de los viajes en tren ( la imposibilidad de mantener un diálogo con los compañeros de viaje que compartían el departemento, el acortamiento en la duración del trayecto. . . ) decido aprovechar las horas de viaje para estudiar, disfrutar del paisaje en silencio o, simplemente, meditar sobre la insoportable levedad del ser. . ., pero oigan, misión imposible.
Se ha convertido en una costumbre nefasta por parte del personal que viaja en tren el hablar por teléfono móvil durante el trayecto a voces, haciéndonos partícipes y testigos al resto de su vida privada y de sus intimidades. Sí, la misma vida privada y las mismas intimidades que pugnan por defender en los casos que antes he comentado. Esas mismas. De esta manera en un viaje a Galicia que tuve la oportunidad de llevar a cabo hace ya unos meses, tanto en el trayecto de ida como el de vuelta me enteré de los problemas conyugales de una mujer que se sentaba dos plazas detrás de mi, de que el primo de una viajera había coronado el segundo campamento de no sé qué cumbre y que estaban preocupados por las previsiones meteorológicas en las próximas horas o de los resultados en los exámenes del último parcial de un grupo de estudiantes universitarios.
Hace poco realicé otro viaje, en este caso a la ciudad condal, para comprobar en qué medida afectaba a los problemas diarios de los catalanes el que se institucionalizara por ley la prohibición de los cuernos en su comunidad autónoma (¿qué será de esta España nuestra si eliminamos a los astados de nuestra sociedad?, oigan, que es la fiesta nacional, que es un bien cultural eso de poner los cuernos en el ruedo. . .).
Aunque no suy muy amigo de la nueva concepción de los viajes ferroviarios que se está implantando en nuestro país (¿que quieren?, que uno es heredero de la época del vapor), tomé un tren de Alta velocidad para acercarme a la capital catalana. . . De nuevo, y a pesar de que el tiempo del viaje se ha acortado en más de la mitad en comparación con no hace tantos años, decidí aprovechar ese tiempo para estudiar un poco y descansar en silencio del suave arrullo del tren. ¡Ingenuo de mí!. No tardaron en inundar el vagón miserables acordes de los últimos éxitos del verano, propios de los más infames chiringuitos playeros anunciando la consiguiente conversación a unos niveles de decibelios muy por encima de lo que soporta el buen gusto. Y eso que por la megafonía del tren anunciaban de vez en cuando que por favor se moderara el volumen de los teléfonos móviles para no perturbar el viaje del resto de viajeros. Que digo yo que podrían haber pedido que no se copulara como perros rabiosos en celo en mitad del pasillo y, estando acostumbrados, como estamos, a hacer todo lo contrario a lo aconsejado, pues igual alguien nos ameniza el viaje. Para colmo, por alguna razón, el tren tuvo que alargar alguna de sus paradas con el consiguiente retraso y tuve la desgracia de que me tocara en suerte la cercanía de un tipo, ya entrado en años que comenzó a ciscarse en los muertos de la "RENFE" (¿pero a estas alturas todavía hay personas que no saben que la "RENFE" ya no existe?) por los susodichos retrasos y no hacía mas que recordar a aquellos "trenes correo" de la época de Franco. . . Y digo yo, que puestos a remontarnos a la época del viejo dictador, ¿por qué no recordaba también que se solía llamar al orden o, incluso detener, verbigracia de la ley de vagos y maleantes, a todo aquel que perturbara el orden público?. Eso sí, su diatriba la proclamaba bien alto, por si algún valiente se animaba a acompañarlo en su justo enfado.
Y en el trayecto de regreso no fue mejor la cosa, mire usted. En la misma estación de Barcelona-Sants (al principio del viaje) se subieron al tren dos jovencitas que discutián a voz en grito la idoneidad de vestir una "faldas tan cortas" para viajar en tren. una de ellas defendía vehemente que había sido "una mala idea" calzarse una minifalda de tan minúsculo corte y que al sentarse dejaba poca libertad a la imaginación del respetable. Obviamente ante tal interesantísima cuestión no pude menos que comprobar con mis propios ojos cual de las dos tertulianas llevaba la razón consigo y, efectivamente, comprobé que tenía razón la que defendía que aquella prenda de vestir, quizá, no era la más adecuada a la hora de llevar sentada tantas horas. . . Pero visto el azoramiento que esto producía en la joven pasajera pensé en tranquilizarla con un ingénuo "chica, pues por que lo dices tu, porque sino, yo ni me fijo" (¡mentira!, piadosa, eso sí, pero mentira al fin y al cabo). Como se podrán imaginar, esto no fue todo ya que a las altísimas melodías de los móviles con el último éxito discotequero y la posterior conversación con la prima de turno que se despedía a los diez minutos de que el tren abandonara la estación se unió en esta ocasión una pasajera con un perro feo de necesidad que al poco de iniciar el viaje comenzó a ladrar con insoportable graznido en legítima reivindicación de ganarse un lugar en aquel gallinero propio de tertulianos televisivos de medio pelo. Nada oigan, nada que hacer. De un viaje tranquilo en silencio, propicio para descansar o estudiar o comtemplar el paisaje no se pudo aprovechar ni el momento en que uno decide visitar el bar con la esperanza de caer en coma etílico y despertar a la llegada
Algunos que me conozcan podrán replicarme, y con justicia, alegando que yo siempre he criticado las nuevas formas de viajar, mucho más impersonales, y frías, recordando con nostalgia aquellos viajes en que uno compartía el departamento con otras cinco personas y siempre nacía alguna amistad o se compartía el almuerzo mientras se escuchaba como los avatares que el hijo de la señora que se sentaba enfrente tenía en la mili, allá por Ceuta. . . Pero es que el quid de la cuestión está ahí, en que antes se compartían las interminables horas de viaje y de la misma manera que la señora o el señor que se sentaba a tu lado te contaba lo dura que era la vida en la postguerra uno también podía participar en la conversación. Ahora no, ahora te tienes que tragar las conversaciones del resto del ganado que viaja en el mismo vagón pero ni se te ocurra invitarles a que moderen el tono de su voz o que, simplemente mantengan sus asuntos privados en el reducido círculo de su intimidad con su pareja y no lo comparta con el resto del tren. Pero lo que les comentaba antes, ahora tienes que enterarte por obligación de la vida privada de los demás, eso sí, ni se te ocurra intentar intervenir o dar tu opinión en conversaciones (más bien en proclamas públicas) ajenas, que nadie te ha dado vela en ese entierro. Es por esta razón que, en un arranque de prudente lucidez, en el caso de las jovencitas de la minifalda opté por guardar silencio y así ahorrarme la consiguiente bofetada.
Y es que así somos todos los españolitos (por mucho que les pese a algunos dictadores regionales tener otro rasgo en común con el resto de habitantes de la piel de toro) unos voceras que, bien por afán de protagonismo, o en búsqueda de adeptos a nuestra causas o por el simple hecho de hacernos notar por encima del común de los mortales que nos rodean, aireamos nuestras vidas privadas y nuestras intimidades bien alto y si es posible rodeados de muchas personas, mejor, eso sí, que a nadie se le ocurra llevarnos la contraria o dar su opinión que están inmiscuyéndose, sin permiso, en nuestros asuntos personales y vulneran nuestro derecho a la intimidad.
Esta mezquina costumbre, que también se puede comprobar en la televisón o en la prensa rosa donde las aves de corral de turno airean sus trapos sucios(con la posterior desfachatez de denunciar a posteriori que los periodistas no respetan sus vidas privadas) no es feudo exclusivo de los españoles. En estas lides también son unos maestros nuestros vecinos italianos que no dudan un momento en demostrar, sin pudor alguno, su procedencia, dando voces a diestro y siniestro cual ropavejero itinerante. Si algún día les interesa, les contaré como descubrir a un español o a un italiano entre mareas humanas de turistas en cualquier ciudad del mundo. ¿Intuyen el secreto?.
LA LADILLA LEGIONARIA AGOSTO 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
DE SINDICALISTAS Y SINDICALISTOS
Hace no muchos dias pude presenciar una escena que no me hizao vomitar porque aún no había desayunado.
Eran las cinco de la mañana y en la puerta principal de una importante empresa del metal comenzaban a congregarse un grupo de unas veinte personas. Ahora está de moda llamarles "piquetes informativos" (vamos, que no tienen cojones ni siquiera de llamarles "piquetes" a secas, que en la mentalidad popular aún ronda la imagen de los grises repartiendo estopa a diestro y siniestro a los pocos valientes que se apostaban en las entradas de las empresas en los días en los que las huelgas perseguían fines sensatos y no escondían oscuros intereses de cuatro sinvergüenzas. Entonces, hay que descafeinar el término de "piquetes" no se nos vaya a confundir con aquello "rojos melenudos" que no querían sino desestabilizar al gobierno). Pues bien, resulta que estos piquetes informativos se habían apostado allá a hacer guardia para informar a los "malvados parásitos que hacen el caldo gordo al sistema capitalista" (juro por mis muelas que escuché tales palabras) de que aquella era una jornada de huelga y de lucha. Sin tener en cuenta, eso si, si el personal que entraba en la empresa pertenecían o no a una subcontrata y que si, coaccionados, se les ocurría la felonía de "luchar junto a sus compañeros por sus derechos", igual al día siguiente estaban en la puta calle. Y no sería la primera vez que los "compañeros de batalla" miran hacia otro lado cuando tal acontecimiento tiene lugar.
Me detuve un instante para observar con más detenimiento la escena y vi como un individuo del contingente de lucha increpaba a todo quisque que asomaba el morro por la empresa llamándoles el nombre del marrano. Pude escuchar lindezas como "parásito", "sinvergüenza", "especulador", no sé qué chorradas acerca del capitalismo, la burguesía y los bancos, "acá va a haber ostias" o "nos conocemos las caras". . . Yo sí que conocía la cara de aquel fulano qué con la hoz y el martillo por bandera, se erigía, en aquel momento, como el mayor defensor de los derechos de los trabajadores y salvapatrias universal. . . Reconocí su rostro, sí, y también que él no trabajaba en aquella empresa. Es, ésta, una práctica muy común a la hora de crear las cuadrillas de voceras que ahora llaman "piquetes informativos" (que no, desengáñense, que no tiene que ver con aquellos piquetes de los años setenta, y ochenta, dignísimos combatientes que peleaban por ser respetados). Entre el grupo meten a uno o dos folloneros que no pertenecen a la empresa que van a visitar, porque los que sí pertenecen no tienen los arreos suficientes para levantar la voz a sus compañeros que se van a encontrar al día siguiente en los vestuarios, no sea que la profecía de las ostias se cumpla de verdad.
Por otra parte, el pregonero de la cuadrilla que tanto clamaba en contra del capitalismo y en contra de los bancos y no sé que más instituciones malignas que nos habían arrastrado a la crisis, ya llevaba un tiempo caliente porque en su empresa habían fulminado hacía unos cuantos meses las horas extras (a las que tan aficionado era) y por lo tanto, con la hipoteca en la que se había enfangado y entre algún otro préstamo personal para pagar el Audi (hay que destacar que el tipo era un simple obrero) que ahora le apretaba la entrepierna, pues eso, que ahora se sentía un poco más gilipollas que hace año y medio y claro, eso, quema a cualquiera. Tampoco informaba el "compañero sindicalista" si su delegado sindical que hacía guardia a su lado ( éste sí pertenecía a la empresa en cuyas puertas se habían apostado, es por eso que mantenía la boca cerrada) secundaba la jornada de huelga de buena ley o, como también viene siendo costumbre añeja ya en todos estos corralillos, se había pedido horas sindicales que, oigan, una cosa es luchar en contra del capitalismo, y otra es que no me paguen el día y pierda pasta. Faltaría más.
A estas alturas alguien puede preguntarse, ¿pero es que ahora éste está en contra de la lucha sindical y de defender los derechos de los trabajadores?. No señores. Estoy en contra de la hipocresía, de la estupidez y de la doble moral que, durante tentos siglos, ha barnizado la historia de nuestro país.
Parece ser que ahora los sindicatos se han puesto en píe de guerra, como si se trataran de un gigante dormido que ha estado en letargo una larga temporada y se alzan en adalides y defensores del proletariado. . . He llegado a escuchar a otro "compañero de la lucha" en la televisión, indignadísimo porque hay personas que ganan dos euros a la hora. Vamos, como si hasta ahora todo el mundo hubiera trabaja por sueldos de mil quinientos euros para arriba. A veces me pregunto si los sindicatos nos toman por gilipollas, y algo así debemos de ser si aún seguimos afiliados (a uno o a otro, tanto da).
Desde que yo tengo uso de razón laboral (Vamos, que comencé a trabajar allá por mediados de los noventa), las condiciones de los que nos incorporábamos en aquellos momentos al panorama laboral ya eran, cuanto menos muy precarias. Vamos, que lo "de los dos euros la hora" no es invento actual. Las ETT's, las subcontratas, los sueldos de seiscientos euros al mes, la falta de derechos laborales, los despidos casi gratuitos (ah, ¿que tampoco sabían que esto ya se estilaba cuando el dinero aún corría por las calles como regueros de agua?), los contratos basura de tres días, las coacciones y amanazas de los empresarios. . . Todas estas lindezas ya campaban a sus anchas por los pagos laborales allá por los noventa, como si de las maldiciones surgidas de la caja de Pandora se trataran. . . Y ahora me pregunto ¿donde se metían los sindicatos en aquellos momentos?. ¿Dónde paraban fulanos como el que he descrito cuando los "nuevos" que entraban en su empresa, subcontratados, trabajaban lo mismo y cobraban la mitad y sin derecho a rechistar?. Cuando este tipo y otros como él estaban metiendo horas extras como descosidos, robándole el puesto de trabajo a otras personas para pagar la hipoteca y el Audi recién comprado,¿acaso los bancos eran hermanitas de la caridad?,¿el sistema capitalista y la burguesía con las que tanto se llenan la boca en estos momentos eran montes de piedad?. ¿Quienes eran entonces los "parásitos sociales", "los sinvergüenzas" y toda esa sarta de gilipolleces que ahora tanto proclaman y que, estoy seguro, en la mayor parte de los casos, no tiene ni puñetera idea de lo que significan?.
Este tipo de elementos no dejan de ser los peones de un juego sucio mucho más complejo. Las tuercas de una maquinaria que se aprovecha de la mezquindad, el egoísmo y la ignorancia del personal para seguir funcionando.
Luego queda otro punto por aclarar. Yo siempre he afirmado que, los sindicatos, como entidades que están a sueldo de los presupuestos del estado, no iban a morder la mano de quienes les daba de comer. Y ahora parece que el perro se revuelve contra el amo. ¿Cómo puede ser esto posible?. ¿Será que han visto la luz y se han dado cuenta de que su razón de ser es la defensa de los trabajadores y afiliados que a fin de cuentas para ello fueron creados?.¿Será que el hijo pródigo volvió de nuevo al redil dispuesto a redimirse de sus pecados?. O es eso, o que las ratas son las primeras en abandonar el buque que comienza a hundirse.
Éstos ya se lo han olido. Al gobierno de Zapatero, para bien o para mal, le quedan dos telediarios y, a falta de alternativas mejores o, al menos más fuertes, los azulés tomarán el relevo a los colorados (no porque se lo hayan ganado, sino porque los que están ahora lo han perdido -que no es lo mismo-). Y, al menos en estos momentos (porque en el futuro se darán cuenta de que es mucho mejor tener al perro comiendo de tu mano que no correr el riesgo de que se vuelva salvaje y busque la pitanza por su cuenta), los que cojean de la cadera derecha berrean en contra del despilfarro que supone pagar ese dineral a los sindicatos y que, suprimiendo estas partidas, se podría uno ahorrar un pico (que podría utilizarse para fines mas menesterosos,, como por ejemplo un viajecito del ministro de turno en clase preferente subvencionado por el estado para conocer el proceso de clasificación de las aves de corral en Islas Mauricio). Los jerifaltes de los sindicatos, que tontos no son, saben que al gobierno, azul o colorado, les interesa sustentarlos, para tenerlos bien controlados y que no se desmande el patio, pero por si acaso la partida sale mal dada, cuando entren los vecinos de enfrente, éstos quieren poder recordarles que ellos también contribuyeron a terminar de debilitar al ZP con las huelgas y las movilizaciones que estamos viendo estos días. Porque si no ya me dirán ustedes a qué viene hacer huelgas a estas alturas de la partida (como si no hubiéramos acumulado ya razones suficientes hace diez años para protestar, como ya he comentado antes). Además, en estos momentos, con la falta de producción y demanda que hay en todos los sectores, hacer una huelga ahora que apenas hay carga de trabajo, el único efecto que puede tener es que al empresario de turno se le haga el culo gaseosa. Ya me lo imagino riéndose orondo en su butaca "mira estos atontados, dejan de venir a trabajar y encima no tengo que pagarles. La pasta del ERE a la saca".
LA LADILLA LEGIONARIA JULIO 2010
Eran las cinco de la mañana y en la puerta principal de una importante empresa del metal comenzaban a congregarse un grupo de unas veinte personas. Ahora está de moda llamarles "piquetes informativos" (vamos, que no tienen cojones ni siquiera de llamarles "piquetes" a secas, que en la mentalidad popular aún ronda la imagen de los grises repartiendo estopa a diestro y siniestro a los pocos valientes que se apostaban en las entradas de las empresas en los días en los que las huelgas perseguían fines sensatos y no escondían oscuros intereses de cuatro sinvergüenzas. Entonces, hay que descafeinar el término de "piquetes" no se nos vaya a confundir con aquello "rojos melenudos" que no querían sino desestabilizar al gobierno). Pues bien, resulta que estos piquetes informativos se habían apostado allá a hacer guardia para informar a los "malvados parásitos que hacen el caldo gordo al sistema capitalista" (juro por mis muelas que escuché tales palabras) de que aquella era una jornada de huelga y de lucha. Sin tener en cuenta, eso si, si el personal que entraba en la empresa pertenecían o no a una subcontrata y que si, coaccionados, se les ocurría la felonía de "luchar junto a sus compañeros por sus derechos", igual al día siguiente estaban en la puta calle. Y no sería la primera vez que los "compañeros de batalla" miran hacia otro lado cuando tal acontecimiento tiene lugar.
Me detuve un instante para observar con más detenimiento la escena y vi como un individuo del contingente de lucha increpaba a todo quisque que asomaba el morro por la empresa llamándoles el nombre del marrano. Pude escuchar lindezas como "parásito", "sinvergüenza", "especulador", no sé qué chorradas acerca del capitalismo, la burguesía y los bancos, "acá va a haber ostias" o "nos conocemos las caras". . . Yo sí que conocía la cara de aquel fulano qué con la hoz y el martillo por bandera, se erigía, en aquel momento, como el mayor defensor de los derechos de los trabajadores y salvapatrias universal. . . Reconocí su rostro, sí, y también que él no trabajaba en aquella empresa. Es, ésta, una práctica muy común a la hora de crear las cuadrillas de voceras que ahora llaman "piquetes informativos" (que no, desengáñense, que no tiene que ver con aquellos piquetes de los años setenta, y ochenta, dignísimos combatientes que peleaban por ser respetados). Entre el grupo meten a uno o dos folloneros que no pertenecen a la empresa que van a visitar, porque los que sí pertenecen no tienen los arreos suficientes para levantar la voz a sus compañeros que se van a encontrar al día siguiente en los vestuarios, no sea que la profecía de las ostias se cumpla de verdad.
Por otra parte, el pregonero de la cuadrilla que tanto clamaba en contra del capitalismo y en contra de los bancos y no sé que más instituciones malignas que nos habían arrastrado a la crisis, ya llevaba un tiempo caliente porque en su empresa habían fulminado hacía unos cuantos meses las horas extras (a las que tan aficionado era) y por lo tanto, con la hipoteca en la que se había enfangado y entre algún otro préstamo personal para pagar el Audi (hay que destacar que el tipo era un simple obrero) que ahora le apretaba la entrepierna, pues eso, que ahora se sentía un poco más gilipollas que hace año y medio y claro, eso, quema a cualquiera. Tampoco informaba el "compañero sindicalista" si su delegado sindical que hacía guardia a su lado ( éste sí pertenecía a la empresa en cuyas puertas se habían apostado, es por eso que mantenía la boca cerrada) secundaba la jornada de huelga de buena ley o, como también viene siendo costumbre añeja ya en todos estos corralillos, se había pedido horas sindicales que, oigan, una cosa es luchar en contra del capitalismo, y otra es que no me paguen el día y pierda pasta. Faltaría más.
A estas alturas alguien puede preguntarse, ¿pero es que ahora éste está en contra de la lucha sindical y de defender los derechos de los trabajadores?. No señores. Estoy en contra de la hipocresía, de la estupidez y de la doble moral que, durante tentos siglos, ha barnizado la historia de nuestro país.
Parece ser que ahora los sindicatos se han puesto en píe de guerra, como si se trataran de un gigante dormido que ha estado en letargo una larga temporada y se alzan en adalides y defensores del proletariado. . . He llegado a escuchar a otro "compañero de la lucha" en la televisión, indignadísimo porque hay personas que ganan dos euros a la hora. Vamos, como si hasta ahora todo el mundo hubiera trabaja por sueldos de mil quinientos euros para arriba. A veces me pregunto si los sindicatos nos toman por gilipollas, y algo así debemos de ser si aún seguimos afiliados (a uno o a otro, tanto da).
Desde que yo tengo uso de razón laboral (Vamos, que comencé a trabajar allá por mediados de los noventa), las condiciones de los que nos incorporábamos en aquellos momentos al panorama laboral ya eran, cuanto menos muy precarias. Vamos, que lo "de los dos euros la hora" no es invento actual. Las ETT's, las subcontratas, los sueldos de seiscientos euros al mes, la falta de derechos laborales, los despidos casi gratuitos (ah, ¿que tampoco sabían que esto ya se estilaba cuando el dinero aún corría por las calles como regueros de agua?), los contratos basura de tres días, las coacciones y amanazas de los empresarios. . . Todas estas lindezas ya campaban a sus anchas por los pagos laborales allá por los noventa, como si de las maldiciones surgidas de la caja de Pandora se trataran. . . Y ahora me pregunto ¿donde se metían los sindicatos en aquellos momentos?. ¿Dónde paraban fulanos como el que he descrito cuando los "nuevos" que entraban en su empresa, subcontratados, trabajaban lo mismo y cobraban la mitad y sin derecho a rechistar?. Cuando este tipo y otros como él estaban metiendo horas extras como descosidos, robándole el puesto de trabajo a otras personas para pagar la hipoteca y el Audi recién comprado,¿acaso los bancos eran hermanitas de la caridad?,¿el sistema capitalista y la burguesía con las que tanto se llenan la boca en estos momentos eran montes de piedad?. ¿Quienes eran entonces los "parásitos sociales", "los sinvergüenzas" y toda esa sarta de gilipolleces que ahora tanto proclaman y que, estoy seguro, en la mayor parte de los casos, no tiene ni puñetera idea de lo que significan?.
Este tipo de elementos no dejan de ser los peones de un juego sucio mucho más complejo. Las tuercas de una maquinaria que se aprovecha de la mezquindad, el egoísmo y la ignorancia del personal para seguir funcionando.
Luego queda otro punto por aclarar. Yo siempre he afirmado que, los sindicatos, como entidades que están a sueldo de los presupuestos del estado, no iban a morder la mano de quienes les daba de comer. Y ahora parece que el perro se revuelve contra el amo. ¿Cómo puede ser esto posible?. ¿Será que han visto la luz y se han dado cuenta de que su razón de ser es la defensa de los trabajadores y afiliados que a fin de cuentas para ello fueron creados?.¿Será que el hijo pródigo volvió de nuevo al redil dispuesto a redimirse de sus pecados?. O es eso, o que las ratas son las primeras en abandonar el buque que comienza a hundirse.
Éstos ya se lo han olido. Al gobierno de Zapatero, para bien o para mal, le quedan dos telediarios y, a falta de alternativas mejores o, al menos más fuertes, los azulés tomarán el relevo a los colorados (no porque se lo hayan ganado, sino porque los que están ahora lo han perdido -que no es lo mismo-). Y, al menos en estos momentos (porque en el futuro se darán cuenta de que es mucho mejor tener al perro comiendo de tu mano que no correr el riesgo de que se vuelva salvaje y busque la pitanza por su cuenta), los que cojean de la cadera derecha berrean en contra del despilfarro que supone pagar ese dineral a los sindicatos y que, suprimiendo estas partidas, se podría uno ahorrar un pico (que podría utilizarse para fines mas menesterosos,, como por ejemplo un viajecito del ministro de turno en clase preferente subvencionado por el estado para conocer el proceso de clasificación de las aves de corral en Islas Mauricio). Los jerifaltes de los sindicatos, que tontos no son, saben que al gobierno, azul o colorado, les interesa sustentarlos, para tenerlos bien controlados y que no se desmande el patio, pero por si acaso la partida sale mal dada, cuando entren los vecinos de enfrente, éstos quieren poder recordarles que ellos también contribuyeron a terminar de debilitar al ZP con las huelgas y las movilizaciones que estamos viendo estos días. Porque si no ya me dirán ustedes a qué viene hacer huelgas a estas alturas de la partida (como si no hubiéramos acumulado ya razones suficientes hace diez años para protestar, como ya he comentado antes). Además, en estos momentos, con la falta de producción y demanda que hay en todos los sectores, hacer una huelga ahora que apenas hay carga de trabajo, el único efecto que puede tener es que al empresario de turno se le haga el culo gaseosa. Ya me lo imagino riéndose orondo en su butaca "mira estos atontados, dejan de venir a trabajar y encima no tengo que pagarles. La pasta del ERE a la saca".
LA LADILLA LEGIONARIA JULIO 2010
martes, 9 de noviembre de 2010
ALBARRACÍN
Una de la ciudades más bonitas de España, declarada Monuemnto Nacional por la UNESCO en 1961.
De orígen medieval, tiene un llamativo trazado urbanístico,caracterizado por calles estrechas y empinadas escalinatas y pequeñas plazas, todo ello adaptado a la ladera de la montaña donde se encuentra emplazada.
Cercando la ciudad se extiende la primitiva muralla, que podemos recorrer, si nos gusta caminar, vale la pena visitar todos sus rincones, pues cada rincón, cada calle, balcón ventana, plaza ó palacete son dignos de comtenplación.
Y como bien dicen que una imagen vale más que mil palabras, os dejo con una serie de ellas, que espero os inviten a visitar esta bella ciudad medieval.
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