jueves, 11 de noviembre de 2010

DE SINDICALISTAS Y SINDICALISTOS

Hace no muchos dias pude presenciar una escena que no me hizao vomitar porque aún no había desayunado.

Eran las cinco de la mañana y en la puerta principal de una importante empresa del metal comenzaban a congregarse un grupo de unas veinte personas. Ahora está de moda llamarles "piquetes informativos" (vamos, que no tienen cojones ni siquiera de llamarles "piquetes" a secas, que en la mentalidad popular aún ronda la imagen de los grises repartiendo estopa a diestro y siniestro a los pocos valientes que se apostaban en las entradas de las empresas en los días en los que las huelgas perseguían fines sensatos y no escondían oscuros intereses de cuatro sinvergüenzas. Entonces, hay que descafeinar el término de "piquetes" no se nos vaya a confundir con aquello "rojos melenudos" que no querían sino desestabilizar al gobierno). Pues bien, resulta que estos piquetes informativos se habían apostado allá a hacer guardia para informar a los "malvados parásitos que hacen el caldo gordo al sistema capitalista" (juro por mis muelas que escuché tales palabras) de que aquella era una jornada de huelga y de lucha. Sin tener en cuenta, eso si, si el personal que entraba en la empresa pertenecían o no a una subcontrata y que si, coaccionados, se les ocurría la felonía de "luchar junto a sus compañeros por sus derechos", igual al día siguiente estaban en la puta calle. Y no sería la primera vez que los "compañeros de batalla" miran hacia otro lado cuando tal acontecimiento tiene lugar.

Me detuve un instante para observar con más detenimiento la escena y vi como un individuo del contingente de lucha increpaba a todo quisque que asomaba el morro por la empresa llamándoles el nombre del marrano. Pude escuchar lindezas como "parásito", "sinvergüenza", "especulador", no sé qué chorradas acerca del capitalismo, la burguesía y los bancos, "acá va a haber ostias" o "nos conocemos las caras". . . Yo sí que conocía la cara de aquel fulano qué con la hoz y el martillo por bandera, se erigía, en aquel momento, como el mayor defensor de los derechos de los trabajadores y salvapatrias universal. . . Reconocí su rostro, sí, y también que él no trabajaba en aquella empresa. Es, ésta, una práctica muy común a la hora de crear las cuadrillas de voceras que ahora llaman "piquetes informativos" (que no, desengáñense, que no tiene que ver con aquellos piquetes de los años setenta, y ochenta, dignísimos combatientes que peleaban por ser respetados). Entre el grupo meten a uno o dos folloneros que no pertenecen a la empresa que van a visitar, porque los que sí pertenecen no tienen los arreos suficientes para levantar la voz a sus compañeros que se van a encontrar al día siguiente en los vestuarios, no sea que la profecía de las ostias se cumpla de verdad.

Por otra parte, el pregonero de la cuadrilla que tanto clamaba en contra del capitalismo y en contra de los bancos y no sé que más instituciones malignas que nos habían arrastrado a la crisis, ya llevaba un tiempo caliente porque en su empresa habían fulminado hacía unos cuantos meses las horas extras (a las que tan aficionado era) y por lo tanto, con la hipoteca en la que se había enfangado y entre algún otro préstamo personal para pagar el Audi (hay que destacar que el tipo era un simple obrero) que ahora le apretaba la entrepierna, pues eso, que ahora se sentía un poco más gilipollas que hace año y medio y claro, eso, quema a cualquiera. Tampoco informaba el "compañero sindicalista" si su delegado sindical que hacía guardia a su lado ( éste sí pertenecía a la empresa en cuyas puertas se habían apostado, es por eso que mantenía la boca cerrada) secundaba la jornada de huelga de buena ley o, como también viene siendo costumbre añeja ya en todos estos corralillos, se había pedido horas sindicales que, oigan, una cosa es luchar en contra del capitalismo, y otra es que no me paguen el día y pierda pasta. Faltaría más.

A estas alturas alguien puede preguntarse, ¿pero es que ahora éste está en contra de la lucha sindical y de defender los derechos de los trabajadores?. No señores. Estoy en contra de la hipocresía, de la estupidez y de la doble moral que, durante tentos siglos, ha barnizado la historia de nuestro país.

Parece ser que ahora los sindicatos se han puesto en píe de guerra, como si se trataran de un gigante dormido que ha estado en letargo una larga temporada y se alzan en adalides y defensores del proletariado. . . He llegado a escuchar a otro "compañero de la lucha" en la televisión, indignadísimo porque hay personas que ganan dos euros a la hora. Vamos, como si hasta ahora todo el mundo hubiera trabaja por sueldos de mil quinientos euros para arriba. A veces me pregunto si los sindicatos nos toman por gilipollas, y algo así debemos de ser si aún seguimos afiliados (a uno o a otro, tanto da).

Desde que yo tengo uso de razón laboral (Vamos, que comencé a trabajar allá por mediados de los noventa), las condiciones de los que nos incorporábamos en aquellos momentos al panorama laboral ya eran, cuanto menos muy precarias. Vamos, que lo "de los dos euros la hora" no es invento actual. Las ETT's, las subcontratas, los sueldos de seiscientos euros al mes, la falta de derechos laborales, los despidos casi gratuitos (ah, ¿que tampoco sabían que esto ya se estilaba cuando el dinero aún corría por las calles como regueros de agua?), los contratos basura de tres días, las coacciones y amanazas de los empresarios. . . Todas estas lindezas ya campaban a sus anchas por los pagos laborales allá por los noventa, como si de las maldiciones surgidas de la caja de Pandora se trataran. . . Y ahora me pregunto ¿donde se metían los sindicatos en aquellos momentos?. ¿Dónde paraban fulanos como el que he descrito cuando los "nuevos" que entraban en su empresa, subcontratados, trabajaban lo mismo y cobraban la mitad y sin derecho a rechistar?. Cuando este tipo y otros como él estaban metiendo horas extras como descosidos, robándole el puesto de trabajo a otras personas para pagar la hipoteca y el Audi recién comprado,¿acaso los bancos eran hermanitas de la caridad?,¿el sistema capitalista y la burguesía con las que tanto se llenan la boca en estos momentos eran montes de piedad?. ¿Quienes eran entonces los "parásitos sociales", "los sinvergüenzas" y toda esa sarta de gilipolleces que ahora tanto proclaman y que, estoy seguro, en la mayor parte de los casos, no tiene ni puñetera idea de lo que significan?.

Este tipo de elementos no dejan de ser los peones de un juego sucio mucho más complejo. Las tuercas de una maquinaria que se aprovecha de la mezquindad, el egoísmo y la ignorancia del personal para seguir funcionando.

Luego queda otro punto por aclarar. Yo siempre he afirmado que, los sindicatos, como entidades que están a sueldo de los presupuestos del estado, no iban a morder la mano de quienes les daba de comer. Y ahora parece que el perro se revuelve contra el amo. ¿Cómo puede ser esto posible?. ¿Será que han visto la luz y se han dado cuenta de que su razón de ser es la defensa de los trabajadores y afiliados que a fin de cuentas para ello fueron creados?.¿Será que el hijo pródigo volvió de nuevo al redil dispuesto a redimirse de sus pecados?. O es eso, o que las ratas son las primeras en abandonar el buque que comienza a hundirse.

Éstos ya se lo han olido. Al gobierno de Zapatero, para bien o para mal, le quedan dos telediarios y, a falta de alternativas mejores o, al menos más fuertes, los azulés tomarán el relevo a los colorados (no porque se lo hayan ganado, sino porque los que están ahora lo han perdido -que no es lo mismo-). Y, al menos en estos momentos (porque en el futuro se darán cuenta de que es mucho mejor tener al perro comiendo de tu mano que no correr el riesgo de que se vuelva salvaje y busque la pitanza por su cuenta), los que cojean de la cadera derecha berrean en contra del despilfarro que supone pagar ese dineral a los sindicatos y que, suprimiendo estas partidas, se podría uno ahorrar un pico (que podría utilizarse para fines mas menesterosos,, como por ejemplo un viajecito del ministro de turno en clase preferente subvencionado por el estado para conocer el proceso de clasificación de las aves de corral en Islas Mauricio). Los jerifaltes de los sindicatos, que tontos no son, saben que al gobierno, azul o colorado, les interesa sustentarlos, para tenerlos bien controlados y que no se desmande el patio, pero por si acaso la partida sale mal dada, cuando entren los vecinos de enfrente, éstos quieren poder recordarles que ellos también contribuyeron a terminar de debilitar al ZP con las huelgas y las movilizaciones que estamos viendo estos días. Porque si no ya me dirán ustedes a qué viene hacer huelgas a estas alturas de la partida (como si no hubiéramos acumulado ya razones suficientes hace diez años para protestar, como ya he comentado antes). Además, en estos momentos, con la falta de producción y demanda que hay en todos los sectores, hacer una huelga ahora que apenas hay carga de trabajo, el único efecto que puede tener es que al empresario de turno se le haga el culo gaseosa. Ya me lo imagino riéndose orondo en su butaca "mira estos atontados, dejan de venir a trabajar y encima no tengo que pagarles. La pasta del ERE a la saca".

LA LADILLA LEGIONARIA JULIO 2010