Estos días corría por la red un vídeo donde una torda descerebrada se autojaleaba en medio de espasmos de hilaridad y gritos triunfantes mientras arrojaba a las profundidades de un lago (o un río) a pobres cachorritos de perro que gemían aterrorizados como presintiendo el horrible final que les deparaba el destino. La tipa, que daba nuestras de presentar menos luces que un barco de contrabando, inmortalizó su hazaña para la posteridad grabando el miserable espectáculo en vídeo ayudada por su hermano que, siendo cómplice de tamaña aberración, sin duda gozaba de lamisma herencia genética que ella (desde luego, padres, qué mala es la endogamia para la evolución de la especie).
Esta tremebunda psicópata logró desbancar, por méritos propios, del puesto de "persona más odiada de la red" a otra arpía que fue grabada introduciendo a un gato en un cubo de basura. Que vamos, hacer algo así con un felino es como encerrar al Equipo A o al McGyver en una ferreteria, vamos, que lo van a gozar los fulanos. . .
Y no niego que estas calamidades humanas no se hayan ganado al pulso el título de "persona más odiada de internet" a mi mismos se me revuelven las entrañas contemplando como disfrutan algunos desgraciados o desgraciadas haciendo sufrir a criaturas más débiles que ellos. . . Pero creo que este honorable título de "ser más despreciable del universo" deberia repartirse entre otras tantas lumbreras que pueblan el villorio.
Sin ir más lejos, no hace muchos días, tuvieron la desfachatez de presentarse en la localidad de Rodiezmo "el barbas" y un antiguo gerifalte gubernamental reciclado en "compañero obrero levantemos el puño en alto y otras gaitas similares" rodeados de sindicalistos y una turba de salvapatrias pelacebollas a lo Woodstock de la lucha sindical. Con la que está cayendo (y que ellos han permitido, vamos, que nadie se vaya a creer ahora que toda esta pérdida de derechos laborales no estaba pactada desde hace meses entre gobierno, patronal y sindicatos, huelga general incluida, previo pago de "la mordida" correspondiente a quienes proceda), se reúnen "el barbas", el segundo de abordo y la troupe del circo universal, vestidos de sanfermineros (camisa blanca y pañuelico rojo al cuello) que solo les faltaba el encierro y salir corriendo delante de los toros, claro que este honroso papel se lo cedieron a otros "compañeros" mineros que, ignorados por los asistentes al fiestorro sindical, corrieron su encierro particular y no delante de toros precisamente.
Y ahí estaban ellos, con la boca abierta, graznando el descubrimiento de América. Vamos que nos iluminaron a todos con su sabiduría y nos hicieron ver que la cosa está muy mala y que se van a perder muchos derechos laborales (claro, como somos gilipollas y aún no nos habíamos dado cuenta. . ., bueno, algo imbéciles sí que debemos de ser si aún seguimos afiliados y sufragando los saraos de estos vividores. . .).
Y mientras los "luchadores por la libertad" disfrazados de sanfermineros nos llamaban a la rebelión y a la lucha de clase, otros "compañeros mineros" en este caso sin tantas ganas de salir en la televisión luciendo el palmito y el pañuelico pamplonés y gritando sandeces, las pasaban canutas encerrados en un agujero infecto (que en realidad es lo que es una mina,
sin menospreciar el dignísimo y sufrido trabajo que realizan sus trabajadores) intentando llamar la atención ante la precaria situación que están viviendo ellos y sus familias por estar ya varios meses sin cobrar un duro del salario y sin poder abandonar la ratonera donde cada día que bajan pierden un poco de su vida (porque si dejan el quiosco un par de horas sin inquilinos alguien ya se encargaría de echar el cerrojo al candado y hasta más ver vecino). Cuando ví esas imágenes, después del baño de multitudes en el que se estaban rebozando los gorrinos del sindicalismo español, y vi a esos pobres mineros, con expresiones desesperanzadas, conscientes de que es una lucha perdida, aún vestidos con los monos de trabajo con más mierda que la tripa de una burra (he intentado por activa y por pasiva encontrar alguna manchita de sudor en las inmaculadas y níveas vestimentas de los "compañeros sindicales" pero ni por esas, oiga, que estos tíos no sudan), y lamentándose bajo los únicos focos que los alumbraban, que eran los que sujetaban en sus cascos, de cómo habían sido abandonados y olvidados por los sindicatos que, lejos del aire viciado de la mina, berreaban el seguimiento de una futura u inútil huelga que llega a destiempo y que a los únicos que va a perjudicar son a los incautos que la secunden pensando que van a cambiar algo en este desaguisado. . . Porque estos mineros lo saben, saben que, mas tarde o mas temprano, la empresa hechará el cerrojazo, y porque también lo saben los sinvergüenzas que, al aire libre, alejados de la realidad minera y obrera, enarbolan banderas rojas que le vienen grandes y cacarean himnos como si de cantos de sirena se trataran para hipnotizar a los desafortunados navegantes que aún creen sus promesas y llevarlos ante un aciago destino.
Y el secretario general del sindicaco vecino, perdón, sindicato (miren que no me acostumbro al corrector automático del Word) se ha limitado a no asomarse demasiado a la fiesta sanferminera de astados en Rodiezmo no sea que en las gradas del ruedo a alguien se le ocurra comentar algo sobre un sueldo de más de cien mil euros mensuales y un chalecito en la exclusiva zona de Monte Carmelo (que hay mucho cotilla suelto que se aburre en el tendido).
Cambiando de tercio (o siguiendo con la misma historia, que vaya usted a saber), al parecer ya se ha aprobado la nueva reforma laboral y cómo no, cada una interpreta su papel. Los que la aprueban dicen que será provechosa y que creará empleo (sin comentarios), la oposición dice que perjudica a los trabajadores (vivir para ver oigan, la derecha preocupándose del obrero), la CEOE protestando porque en el trato la vaselina tendrá que salir de su bolsillo y los "compañeros sindicales", tras la resaca del festival musical de Rodiezmo (amenizado por las fanfarrias antidisturbios y las carreras populares de los mineros delante de los gigantes y cabezudos que repartían estopa, eso sí, lejos del recinto ferial), continúan con la cantinela de la huelga, que para eso venía en el trato, oigamé usted jefe, no se me vaya a achantar ahora que ya lo tenemos todo organizado, pegatinas y banderitas para los niños incluídas. Que es una pasta y no están los tiempos para tirar el dinero.
Pues eso, que verbigracia de nuestros insignes gobernantes que solo buscan el bienestar del pueblo llano, de ahora en adelante, al parecer, los empresarios van a tener más facilidades (¿más?) para despedir el personal si son capaces de argumentar y probar pérdidas económicas o (y aquí viene la trampa), si las prevéen. ESto quiere decir, que si yo me cruzo por la calle con alguien cuyo aspecto no me infunde mucha confianza y tengo la previsión de que me puede sacar una navaja y pedirme hasta la paga de la primera Comunión, pues estaría en todo mi derecho de endiñarle una coz de medio lado y partirle la boca por eso, porque yo preveía que podía haber pérdidas económicas (al menos por mi parte). Algo muy parecido a lo que ha hecho el gobierno de Sarkozy con los gitanos rumanos, es decir, ya que unos cuantos fulanos de esta tribu se dedica al crimen y a la delincuencia, el gobierno prevé que el resto del ganado puede ser de la misma pasta y a la rúe.
Creo que este par de ejemplos sirven muy bien para que el razzie cibernético a la criatura mas vil y odiada del universo (cuyo premio debiera ser un trofeo-mojón y un par de ostias bien dadas), además de estar dedicado a "las locas matacachorros" puede ser repartido, perfectamente entre otros tantos candidatos más que se merecen el gallardón con todas las de la ley.
LA LADILLA LEGIONARIA SEPTIEMBRE 2010